La información compartida a continuación, fue extraída en
su totalidad del libro “Aproximaciones Arqueológicas para el Oriente Antioqueño”,
escrito por el autor Eduín Marín Mejía.
Parque Principal, Cocorná-Antioquia.
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Paulatinamente, al indígena lo someten a la fuerza y es
sacado de su comunidad ancestral, el fin es servir en otras expediciones
españolas, de antemano, el prehispánico sabe que no va a volver a su lugar
de origen; en el nuevo orden social
español son maltratados y obligados a
profanar a sus ancestros y a su tierra.
Además, el conquistador pide territorio y el rey se lo
concede; lo ocupan, explotan y obtienen dividendos. Los indígenas de Cocorná
para el tiempo de la conquista española en el siglo XVI, son demasiados; las
evidencias arqueológicas dan prueba de ello, piedras pulidas utilizadas como
herramientas y fragmentos cerámicos diferentes entre el vasto territorio lo
confirman. La sociedad prehispánica ofrece una fuerte resistencia en las
primeras “cabalgatas” del conquistador Pedrozo; los indígenas resisten a las
nuevas formas de aculturización de los peninsulares, los que se someten son
vulnerables al exterminio, sus pueblos multifamiliares organizados en una vida
comunitaria con largo alcance territorial, cazadores, pescadores y
horticultores sucumben con la nueva organización.
Transporte Tradicional.
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A numerosos indígenas, los conquistadores, y luego los
encomenderos, los someten a una tortura fatigante para que revele el enterramiento
donde yacía el oro.
Hacia el año 1.664,
incluso desde mucho tiempo antes, en el valle de San José de la Marinilla
congregan no como resguardos sino como
esclavos a indígenas del oriente antioqueño un gran cantidad de indígenas,
mujeres, hombres y niños que van a las manos de los encomenderos y clérigos. La
iglesia ejerce control político, económico e ideológico frente a los indígenas de Cocorná y
comunidades vecinas. Se modifican las formas de asentamiento; la iglesia
insiste en agrupar a los indígenas del vasto territorio, facilitando la labor
del doctrinero y las autoridades.
El proceso de aculturación toma fuerza en un mundo en
perpetua “civilidad”. Los indígenas sujetos al sistema de encomienda
finalizando el siglo XVII viven aún en colinas y arcabucos. El esfuerzo del
doctrinero no era extremo, algunos permanecen cortos días en las nacientes
ciudades, produce el temple de la tierra y las intenciones del alto clero.
Obligan los conquistadores a los indígenas a decir quiénes
son sus ídolos, santuarios y mohanes e inicia una persecución obstinada a su ideología.
Tiempo después se crea el resguardo de El Peñol, este congrega indígenas, más
que en años pasados. Los indígenas del reciente resguardo buscan pequeñas
posesiones familiares de sus reciente resguardo buscan pequeñas posesiones
familiares de sus antepasados.
Hacen fuertes protestas por tierras otorgadas por el
cabildo a blancos de la desolada ciudad de Santiago de Arma. Un título de esos
va a parar al capitán Francisco Manzueto Giraldo; y antes la herencia de su
esposa Sabina Muñoz de Bonilla había
hecho lo mismo. El resguardo generalmente era arrendado por el doctrinero con
el fin de recibir limosnas y sostener la cofradía. El resguardo se convierte
año después en Parroquia. La sociedad indígena pura desaparece y torna mestiza
(Marín 2.012).
Este período (Hidromiel), (Cardona y Yepes 2.011) se
caracteriza por la presencia del hombre europeo en la región, por lo que se
cuenta con datos de documentos procedentes de las crónicas al momento del
contacto y de documentos inéditos producidos por la administración colonial.
La creación de los resguardos, junto con la resistencia de
los indígenas que habitaron estos lugares, ponen de manifiesto una
trama de
relaciones socio-espaciales complejas y diferentes para el período colonial,
las cuales están para estudiarse con más detalle en la cuenca del rio Cocorná;
en ellas, sin duda, influyeron varios factores como los procesos de
aculturización y el establecimiento de pueblos y ciudades, debido a las
particularidades del medio en términos
de la oferta de recursos, que resultaban de interés o no, para la
administración colonial.
Área Rural, Cocorná-Antioquia. |
De acuerdo con los pocos datos que se tienen para el
momento del contacto, encontrados en fuentes secundarias siguen a Castillo
(1.997), los grupos étnicos de Antioquia en el siglo XVI se distribuían en dos
grandes regiones. La segunda, abarca nuestra área de estudio y correspondiendo
a la región occidental y la cordillera central, la cual se subdivide en cuatro
unidades de acuerdo con la distribución de grupos étnicos culturalmente diferenciados,
así: los que habitaron entre el rio Cauca y Nechí (nutabes y Tahamíes), entre
el rio Nechí y Cimitarra (Yamasíes y Guamocóes), en el valle de Aburrá y
Altiplano de oriental (Los Aburráes) y en la vertiente del rio Magdalena
(Pantágoras y Amaníes) (Castillo, 1.987).
Cocorná - Antioquia.
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La población indígena del Magdalena Medio antioqueño fue
generalmente conocida con el apelativo de Pantágora, pero en realidad se
trataba de una serie de provincias y pueblos entre los cuales se hallaban
Samaná, Punchiná, Ortana, Guasana, Chiruña, Ziziña, Chiparna, Cocorná y Amanie
(Castillo, 1.988b y Vargas 1.994).
Su territorio comprendía, aproximadamente, desde la cuenca
del rio La Miel, en los actuales límites de Caldas y Antioquia, hasta la del
rio Ité cerca de Remedios, incluyendo las áreas montañosas y las vertientes
selváticas del Rio Magdalena (Castillo, 1.988b)
Las comunidades Pantágora presentaban una organización
social igualitaria, con parentelas matrilineales dispersas y autónomas entre sí
y tan solo integradas por afinidad lingüística. Sin embargo, la provincia de
Amanie, localizada hacia las partes altas de la vertiente, poseía un poder
centralizado en la persona del cacique principal y un patrón de asentamiento
nucleado, lo que sugieres la existencia de un cacicazgo incipiente (Castillo, 1.988b).
REFERENCIAS:
Aproximaciones arqueológicas para el oriente antioqueño, recopilación; Eduín Marín Mejía, pág. 153, 154, 155 y 156; 2.013.
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